Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Nunca es tarde para reencontrarse con el pasado, menos cuando eso significa admirar las obras que las culturas antecesoras dejan como evidencia de su paso por el mundo.
Tal es el caso de la cultura purépecha, que, aparte de mantener viva su lengua, música, tradiciones y comida, ha trascendido los años a través de sus obras arquitectónicas que perduran hasta hoy día y que narran la historia del poderoso Imperio Purépecha, que consolidaba todo Michoacán, parte de Guerrero, Jalisco, Guanajuato, Querétaro y Colima.
1.-Tzintzuntzan
Iniciamos con la zona arqueológica más famosa de Michoacán: Tzintzuntzan.
Ubicada en el cerro del Yahuarato, a un costado del lago de Pátzcuaro, se encuentra la construcción desde donde el caltzontzin (máxima autoridad de los purépechas) al mando, controlaba el amplio Imperio Purépecha, hasta que en 1532, fue asesinado a manos de Nuño de Guzmán, Tanganxoán II, quien fuera el último mandatario purépecha.
Tzintzuntzan, o “lugar de los colibríes”, recibe su nombre debido a la gran presencia de dicha ave, gracias a la abundancia de flores ricas en néctar que atraen a este tipo de animales.
En el sitio se puede observar, aparte de una vista espectacular de la ciudad y del lago, tres construcciones hechas de manera concéntrica completamente de piedra, mismas que demostraban el poderío purépecha y servía como lugar ritual de los sacerdotes Úacusechas (Señores Águila), así como de algunas ruinas de las habitaciones sacerdotales.
A pesar de que durante las primeras exploraciones arqueológicas las yácatas fueron seriamente dañadas, su presencia sigue despertando la curiosidad de los que las visitan.
2.- Ihuatzio
“La casa del coyote”, o Ihuatzio en lengua purépecha, fue primero habitado por toltecas, sin embargo, en la expansión del imperio tarasco fue añadida a los dominios purépechas, hasta convertirse en uno de los bastiones más importantes de su civilización junto con Tzintzuntzan y Pátzcuaro.
Esta zona arqueológica ubicada en una meseta artificial, está compuesta por dos edificaciones pétreas y una muralla que rodea las construcciones. Según investigaciones históricas, dicho lugar operaba como cuartel para las fuerzas armadas purépechas, desde donde protegían las otras dos capitales del reinado.
El sitio también se distingue por la presencia de arquitectura singular, como son los huatziri, caminos elevados que delimitaron espacios y sirvieron como senderos al interior del sitio.
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3.- La Nopalera
Aunque este sitio no es tan conocido y representativo como los dos últimos, en el municipio de Huandacareo se mantiene La Nopalera, una serie de edificaciones arqueológicas erigidas por los purépechas del posclásico tardío que albergó a los pobladores de la cuenca del Cuitzeo hasta 1536, años después de la llegada de los españoles.
Se reconoce que durante este periodo de ocupación purépecha, el sitio fungió como lugar administrativo del imperio, por lo que su relevancia durante el reinado tarasco es innegable.
Ubicada frente al Lago de Cuitzeo, resaltan de esta zona las estructuras conocidas como la plaza hundida, el Montículo 1 y 2 en su Templo y el patio de la tumba; tanto por sus respectivas ubicaciones dentro del conjunto, como por los sistemas constructivos empleados en ellos, tal como la utilización de la piedra de cantera regional blanca o rosa, pegada con lodo, mientras aún se pueden observar restos de aplanados hechos con lodo pulido, endurecido con fuego, mismos que reflejan un trabajo realizado desde una conjunción de distintas técnicas y culturas con las que los pobladores del lugar convivían diario.