El cineasta Sébastien Tulard invita a los jóvenes a creer en sí mismos y en su fortaleza, a través de la película Azúcar y estrellas, donde cuenta la vida de un repostero francés que superó las crisis que vivió creciendo en una casa hogar, y concretó su sueño de entrar a una cocina.
“Darlo a conocer es propagar un mensaje de esperanza, demostrar que cuando todo está perdido, siempre hay una posibilidad de alcanzar el éxito”, cuenta el cineasta en conferencia de prensa.
“Es un ejemplo de logro, es una manera también de mostrar la importancia y la transmisión a los jóvenes, que no porque ahorita tengas problemas escolares o familiares, significa que ya fracasaste. Hay talento en todos, hay que creer en él”.
La película es protagonizada por Riadh Belaïche, está basada en la historia real del chef Yazid Ichemrahen y su libro biográfico Un rêve d’enfant étoilé (El sueño de u niño estrellado). Cuenta cómo él tuvo que superar sus traumas y cambiar su carácter indomable, para lograr trabajar con los reposteros más cotizados y convertirse en el mejor.
El realizador explicó que parte de la trama radica en retratar el racismo y sexismo que se vive dentro de la industria, y si bien no quiso darle mucho foco a esa parte, considera importante mostrar todas las caras de la moneda.
“Muchos pasteleros y pasteleras que trabajan en las cocinas nos lo mencionaron, no quisimos tampoco poner el dedo en la llaga, pero se debía mencionar, porque si no hubiéramos evadido la realidad”.
Asimismo, dedicó parte de la cinta a abordar las dificultades que el protagonista vivió en los orfanatos donde creció, que a su vez refleja la realidad de muchos jóvenes que pasan por esa situación.
“Es su oficio, trabajan todo el día en situaciones de fracaso, había que contar que él no se sentía bien en esa casa hogar. Contamos esa historia donde no encuentra su lugar, pero no es por el sistema, sino que se ve en otro lugar. Sabe que su sitio está en las cocinas, buscamos el equilibro perfecto”.
Sébastien reveló que conforme se adentró en la vida de Yazid, se percató de las similitudes que existen entre el quehacer culinario y el séptimo arte, hecho que lo llevó a comprender mejor la visión del personaje que estaba retratando.
“Cuando empecé a entrar a las cocinas, vi cómo en la cocina y en el cine, el trabajo es en equipo. Hay un jefe, subjefes, una jerarquía. En un rodaje también hay que funcionar así, para obtener lo que queremos al final del día”.
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Finalmente, el cineasta bromeó con el efecto que la cinta produce en la audiencia, y sugirió al público comer antes de ir a verla, porque en Francia, le reportaron que a los espectadores les dio hambre ver tantas escenas de comida.
Azúcar y estrellas forma parte de la programación del 27° Tour de Cine Francés, que se puede disfrutar en la cadena Cinépolis en septiembre y octubre.