Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- La celebración del Año Nuevo Purépecha y el Encendido del Fuego Nuevo tuvo lugar a inicios de febrero en la comunidad de Capacuaro, municipio de Uruapan, donde centenares de personas se dieron cita para darle continuidad a esta tradición que fue retomada en 1983. Para acompañar a este proceso de identidad, la artista plástica Mina Romero elaboró durante doce días un mural en el mencionado pueblo, tarea para la cual contó con la colaboración de vecinos que se sumaron a una obra que hoy resplandece de manera espectacular.
Sobre el proceso que implicó esta tarea, Romero relata a El Sol de Morelia: “Para elaborar el mural, primero hice una investigación y revisé documentos fotográficos de las caminatas que llevan a cabo de comunidad a comunidad; de las personas que cuidaron del fuego durante un año y lo llevan a la sede nueva donde éste se apaga y se prende el nuevo. En este caso, fue la comunidad de Cuanajo quien lo llevó a Capacuaro, sin embargo, me documenté con fotografías de otros lugares que fueron sede en años anteriores y en algunos textos de La Relación de Michoacán, en donde se habla de la práctica del encendido del fuego arriba de las yácatas en tiempos ancestrales”.
La egresada de la licenciatura en Artes Visuales por el Instituto Allende y acreedora del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Michoacán en 2011, explica que el inicio del Fuego Nuevo (chupiri jimbani) es el inicio del Sol Nuevo y de un ciclo agrícola que se registra el día que la Constelación de Orión (akado joskua) está en su punto más alto (1 de febrero). “Tras leer, investigar y analizar diferente documentación, decidí tomar una mujer sosteniendo un copalero, ya que fue una de las imágenes recurrentes que vi en las caminatas. Investigando un poco más, supe que son un grupo de mujeres quienes abren camino al fuego en este andar, por lo que decidí armar una composición con dos rostros de mujeres y una mano sosteniendo un copalero con fuego prendido”.
En el mural, Romero refleja una visión femenina, sensible, pues buscaba obtener “una representación que vinculara a la mujer como portadora y guardiana del fuego no solo en las caminatas de este festejo, sino en la relación que guardan con el elemento natural dentro de su cotidianidad y sus costumbres”.
Bautizado como Kurhíkua, cuya técnica es acrílico sobre muro y con medidas de 4.80 por 16 metros, el trabajo muestra en el centro a un hombre con un bastón (huarukua) y una pelota encendida del fuego (zapandukua). Ahí se representa al juego de los dioses como parte de la cosmovisión purépecha que hoy en día se practica en Capacuaro. Es, a decir de la artista visual, una relación directa con el fuego y con la cosmogonía purépecha; “Coloqué el grifo que el Concejo Purépecha determinó grabar en la piedra calendárica, la cual se registra en cada sede a la que va llegando y representa el Cerro del Águila, un lugar significativo para las personas de la comunidad”.
Más allá de la técnica, del bagaje que Mina Romero tiene como creadora y de su vasta trayectoria como muralista, reconoce que el realizado en Capacuaro le generó algo muy especial, sobre todo por tratar de sintetizar esta parte de la cultura purépecha en una sola obra. “Fue una experiencia donde la comunidad se hizo presente y donde me sumergí en una convivencia e interacción con su gente, donde puede observar su manera de organización, su lengua, su comida, su vestimenta y costumbres”.
De esta forma, Kurhíkua ahora forma parte del panorama cotidiano en Capacuaro, pueblo que resguardará el fuego purépecha hasta febrero de 2021 para trasladarlo a Comanja, en la Ciénega de Zacapu, según lo determinó el Concejo Kurhíkuaeri K’uínchekua.
