Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Cuando Roald Dahl escribió la historia de “Charlie y la Fábrica de Chocolate”, seguramente no se imaginó que su creación serviría para que naciera una festividad en honor a este manjar. Fue el 13 de septiembre del año de 1995 que en Francia se decidió declarar esta fecha como el Día Internacional del Chocolate.
La festividad estuvo respaldada por los Estados Unidos, pero si de cacao se trata, los países de América Latina son los más privilegiados, pues su semilla se da en países como México, Colombia, Brasil, Perú, Costa Rica y Venezuela.
Más allá del sabor y las sensaciones que genera al paladar, el cacao también tiene un valor histórico, pues en las antiguas civilizaciones éste funcionaba como moneda de cambio y era considerada una de las semillas más preciadas, al grado de que llamó la atención de los conquistadores cuando arribaron a Latinoamérica.
Tal vez por ello, el cacao ha logrado conquistar los paladares europeos, ya que actualmente son los alemanes quienes más consumen este producto con 11 kilogramos al año, seguido por lo suizos con 9.7 kilos, mientras que en tercera posición se ubican los estonios con 8.8 kilos y en cuarta posición los ingleses con ocho kilos.
El cacao por la conquista de Michoacán
Cuenta José Ramón Domínguez, propietario de Urhuni Chocolate, que aunque en Michoacán no están dadas las condiciones climáticas para producir cacao, hace algunos años en la zona de Tierra Caliente, allá por Nueva Italia y Nuevo Urecho, existieron árboles que daban la semilla. Sin embargo, expone que seguramente los productos no se pudieron comercializar, por lo que la misma población fue dejando en abandono los árboles hasta que se perdieron.
Me parece que algunos compañeros están intentando retomar el cultivo de cacao, pero la realidad que en esta zona no hay condiciones comentó.
Por ello, siendo originario del estado de Chiapas y teniendo el conocimiento del cacao, Ramón comenzó a producir el tascalate y posteriormente decidió hace cuatro años establecer su negocio de chocolate en Morelia, donde de a poco ha ido introduciéndose en el mercado.
“Junto con mi esposa empezamos a probar, a mezclar el cacao, tostándolo y haciendo pruebas; después iniciamos en un bazar que se realizó y desde entonces nos empezaron a contactar con otros mercaditos para comercializar nuestros productos”.
Cacao crudo y tostado, con cáscara y sin ella, el chocolate tradicional, así como mezclado con canela, almendras, menta, anís estrella, cereales, pinole, avena y otras especias, son los productos que actualmente ofrece en la actualidad Ramón.
Sobre los productores, refiere que cuando inició no se tenían muchas personas dedicadas al cacao, pero con el paso de los años, apuntó que han surgido productos muy similares a los que ellos ofrecen, por lo que de alguna manera ha comenzado la conquista del cacao en Michoacán.
No obstante, afirmó que el cliente michoacano sigue estando poco familiarizado con el cacao, ya que en muchas ocasiones ni siquiera logran ubicarlo. “Cuando nosotros iniciamos les llevábamos físicamente el producto y no lo conocían, incluso lo llegan a observar y no atinan a identificarlo”.
Y cuando se les da a probar el chocolate, refiere que la reacción natural es que se encuentran con algo que no esperaban o a lo que no están acostumbrados, ya que sigue predominando el chocolate comercial que es más azucarado.
“Sí ha costado posicionar el cacao, ya que al no estar acostumbrados a probarlo, mucha gente no le gustaba por amargo, entonces hemos tratado de restarle cierta dosis pero sin agregarle azúcar para que la gente vaya poco a poco acostumbrando al paladar”.
José Ramón Domínguez considera que a nivel nacional, el estado de Tabasco sigue siendo potencia en la producción de cacao, seguido de Chiapas y Oaxaca, quienes producen altas cantidades para distribuir tanto a nivel nacional como en el extranjero.
Aunque en Michoacán no se genera la semilla, aclara que él opta por importar el cacao crudo para dar paso a todo el procedimiento: “Los productores lo cortan, le quitan la cáscara, lo dejan en fermentación por cuatro días, yo lo dejo secando y lo voy tostando, moliendo y mezclando de acuerdo a la misma producción que me lo va pidiendo”.