Morelia, Michoacán. (OEM-Infomex).- Diseñado como un proyecto sustentable y cooperativista, Brotes Verdes es una joven empresa que tiene como producto base al nopal, cuya cosecha se levanta en la comunidad de Coro, perteneciente a la tenencia de Teremendo, en el municipio de Morelia.
Hay 10 mujeres involucradas en esta organización que, de a poco, pretende demostrar que sí es posible dar vida a los esquemas sociales, los que más allá de perseguir el interés económico, se preocupan por la distribución justa, el trabajo conjunto, la enseñanza de saberes y la preservación de los recursos naturales.
Estamos en pleno huerto nopalero para platicar con Vladimir Piña Mendoza, cabeza de este proyecto, y quien sueña con que sean las mujeres de la comunidad quienes hagan crecer una idea que pareciera utópica, pero es factible. El también presidente del Sistema Producto Nopal y Tuna del Estado cree firmemente en que este producto es un auténtico regalo de la naturaleza, o como él lo llama, un patrimonio ambiental. “Queremos romper con los esquemas de la agricultura económicamente rentable”, dice, al tiempo que refuerza la filosofía de lo sustentable: se trata de aprovechar los recursos naturales sin comprometer su existencia para las siguientes generaciones.
El nopal de este rincón michoacano se cuida como lo que es, una herencia, así que no se le interviene con agentes externos ni artificiales. No hay químicos como herbicidas o plaguicidas para el mantenimiento de la huerta, tampoco fertilizantes para la producción. “La idea es que todo sea más manual, y el mismo fruto no te pide más que cosas naturales”, señala el administrador de empresas.
Afirma que hay otras comunidades como Álvaro Obregón, Copándaro o Charo, donde sus hortalizas se riegan con las aguas negras generadas en Morelia. “Eso al final lo consumimos, además de muchos químicos, es un círculo masivo y nocivo del que ya necesitamos salir”. De ahí que el objetivo irrenunciable sea producir un nopal fresco, sin nada de contaminantes. En una primera etapa las ventas se generaron de esa forma, pero pronto arribaron a un segundo paso: darle valor agregado y transformarlo en un sinnúmero de productos.
Desde tortillas hasta nieve
Vladimir Piña asegura que son más de 10 años de investigación y trabajo continuo para transformar a esa materia prima en productos como ate, nieve, dulces, shampoo, crema corporal, agua, tortillas y yogurt. Este último tiene una concentración de fibra dietética insoluble y soluble “que nos ayuda a la salud, pues limpia el aparato digestivo y combate el cáncer de colon. La fibra soluble llega a las paredes intestinales, de ahí se va al torrente sanguíneo para bajar los niveles de azúcar, colesterol y triglicéridos”.
Recuerda que, en 1968, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dio a pacientes diabéticos una dieta basada en el nopal: “Eso logró que los niveles de glucosa y azúcar se controlaran”, afirma, pero no lo vende, ni en el discurso ni en los hechos, como algo milagroso.
El nopal no es mágico, no cura nada, pero te regula, evita que algunos males se desarrollen más comenta.
La tienda física de Brotes Verdes se encuentra en la calle Bartolomé de las Casas 285, en el Centro de Morelia. Ahí se vende el agua de nopal, “con un porcentaje de 1.4 de fibra soluble, ayuda a la digestión, limpia el aparato digestivo y regula el nivel de azúcar en la sangre”, según se lee en una publicación en su página de Facebook.
En esa misma área facilitada por la Federación Estatal de Propietarios Rurales de Michoacán se elaboran las tortillas, la nieve, el yogurt, el gel, el jabón y unos dulces para el postre perfecto. Las 10 mujeres han aprendido cada uno de los pasos, pero Piña Mendoza acepta que la tarea no es fácil dadas las circunstancias sociales de Teremendo, una comunidad con grado de marginación alta, según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Otro tema es que, visto a futuro, el proyecto requeriría del tiempo completo de sus emprendedoras, algo que luce complejo por cuestiones como el modelo familiar que impera en las pequeñas comunidades, donde la mujer “debe” cumplir con tareas como el cuidado de los hijos, la preparación de los alimentos y el aseo del hogar.
Empero, Piña Mendoza no se rinde: “El nopal es un patrimonio; la gran nopalera de México está en Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México, Estado de México y Michoacán. La especie con la que trabajamos es nativa, originaria. En este proyecto se puede lograr una buena economía con calidad, no con cantidad. Por eso le apostamos a la organización comunitaria, a las mujeres”.
Actualmente su producción anual es de 40 toneladas y esperan llegar a las 60 basados en un modelo semi intensivo. Brotes Verdes está en el proceso de registro de la marca y afinando los términos de organización, que puede ser por cooperativa comunitaria, en una sociedad de producción rural de responsabilidad limitada.
Abrimos los ojos
Salud Calderón es una de las mujeres de Coro que está convencida de este proyecto sustentable. “Es una experiencia nueva para nosotros. Nos han impulsado a ser parte del mismo y estamos motivadas porque siempre habíamos visto al nopal como comestible, pero no como un negocio. Podemos hacer yogurt, ate, tortillas, mermelada...”.
Además, afirma que ya han aprendido a que se pueden hacer las cosas de manera natural, sin químicos. “Sólo requiere del trabajo manual que hacemos junto a nuestros esposos, con nuestros hijos. Es algo emocionante, una novedad, no pensamos que tuviera tal impacto. Sabemos hacer ya las cremas, el shampoo y tantas cosas que nunca nos habían pasado por la cabeza”.
Alimentos para salvar vidas
Ante la cada vez más creciente avalancha de productos procesados e intervenidos con procesos artificiales, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se ha dado a la tarea de recomendar una serie de alimentos sustentables que pueden ser el remedio para abatir problemas de pobreza y recursos escasos.
Al ser parte de la familia de los cactus, el cultivo del nopal requiere de poca agua, cuya escasez será un fenómeno preocupante para los próximos años. El consumo per cápita del nopal es de 6.4 kilos en México y hay tantos cultivos que luce como un potencial producto de exportación. Como muestra de la viabilidad de esta clase de apuestas, la FAO señala en un estudio de 2017: “Durante la reciente intensa sequía en el sur de Madagascar, los cactus resultaron ser un suministro crucial de alimentos, forraje y agua para la población local y su ganado. La misma zona había llegado a sufrir una grave hambruna como resultado del empeño en erradicar la planta, considerada por algunos una especie invasora sin valor".
Naciones Unidas añade que la capacidad del nopal para sobrevivir en climas áridos y secos lo convierte “en un elemento clave en la seguridad alimentaria”. Además de proporcionar alimentos, el cactus almacena agua en sus palas, convirtiéndose así en un “pozo” botánico capaz de suministrar hasta 180 toneladas de agua por hectárea.
Además del nopal, la FAO ha señalado otros 17 cultivos mexicanos como “salvavidas”, entre los cuales hay verduras como berro, espinaca y flor de calabaza; tubérculos como jícama y camote; leguminosas como frijoles negros, habas y lentejas, además de cereales como la quinoa, el amaranto y el arroz salvaje.
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