Morelia, Michoacán.- Alfareros de Capula y artesanos de la rama textil son los más vulnerables a ser plagiados por grandes empresas que se apropian de sus diseños para comercializarlos bajo su propiedad, señaló el director de la Casa de las Artesanías (Casart), Castor Estrada Robles.
En entrevista con El Sol de Morelia, el funcionario reconoció que, pese a que cuentan con su registro de marca colectiva, los realizadores michoacanos se siguen viendo afectados por el robo de sus piezas artesanales como son la loza y las catrinas de Capula y los rebozos emplumados de Ahuiran.
Nos tocó hacer uso de la marca colectiva para frenar la producción, pero en esta industria, en este sector económico, lamentablemente siempre va a haber alguien que quiera hacer abuso de una fama adquirida", externó el titular de Casart.
Por su parte, la presidenta de la Unión Estatal de Artesanos Michoacanos (UNEAMICH), María Emilia Reyes Oseguera informó que los bordadores de punto de cruz también han padecido la apropiación cultural de las grandes industrias, por lo que hay una competencia desleal hacia el sector artesanal.
"El bordado de punto de cruz, sobre todo en mandiles y blusas, es lo que más vemos. Ya lo traen desde China hecho a máquina que lo hace más rápido y a mano es más tardado. Aunque la gente que conoce la artesanía, lo valora", explicó la artesana.
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De acuerdo a Reyes Oseguera, los bajos costos a los que se ofertan estos productos plagiados han provocado que las personas los prefieran sobre los tradicionales; pues los artesanos venden una blusa en por lo menos tres mil pesos y la intromisión china en 300.
En Michoacán, hay cerca de mil alfareros en Capula y tres mil que se dedican a la técnica del textil en todo el estado como, por ejemplo, son los originarios de Ahuiran, Arócutin, San Felipe de los Herreros, San Francisco Uricho y Santa Cruz Tzintzuntzan.
Actualmente, en la entidad hay artesanías que cuentan con una marca colectiva para evitar copia de sus diseños como las guitarras de Paracho, los textiles de Angahuan, los rebozos de Aranza, las piñas de barro de San José de Gracia y los molcajetes de piedra de San Nicolás Obispo.