El misterio de los cuerpos momificados en Pátzcuaro

Los restos osteológicos que se conservan con veneración en Pátzcuaro, considerándolos como reliquias son los del Venerable Vasco de Quiroga

Fernando Mendoza Molina | El Sol Morelia

  · jueves 8 de septiembre de 2022

Foto: Carmen Hernández | El Sol de Morelia

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Que un cadáver se momifique o permanezca incorrupto de manera “natural” es muy difícil, para ello deben existir condiciones idóneas de química, humedad y temperatura entre otras muchas, para la momificación generalmente hay que seguir un procedimiento “artificial” de tratamiento del cuerpo. Se debe recordar que los cadáveres, durante la época virreinal, eran depositados en los atrios de las iglesias, en el interior de las mismas y los de personas consideradas importantes cerca o en alguna parte del Altar Mayor. Pátzcuaro no escapó a dicha práctica.

Foto: Carmen Hernández | El Sol Morelia

El clima de Pátzcuaro ha seguido una constante de alta humedad y frío sin llegar a mantener constancia en las temperaturas bajo cero, esto lleva a generar condiciones poco propicias para la momificación, ya que los restos humanos entran rápidamente en descomposición y los microorganismos hacen el procedimiento que llamaríamos “normal” de desintegrar la materia orgánica, conservándose en muchas ocasiones piezas óseas completas.

Los restos osteológicos que se conservan con veneración en Pátzcuaro, considerándolos como reliquias son los del Venerable Vasco de Quiroga, que primeramente descansaron cerca del altar mayor de la catedral de Prestado, actual templo de la Compañía de Jesús, en la actualidad están colocados en una pequeña urna de plata, instalada en el mausoleo del interior de la Basílica de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro.

Foto: Carmen Hernández | El Sol Morelia

En el siglo XVI la ahora Basílica había sido proyectada por don Vasco como sede de la Catedral de Michoacán con un diseño arquitectónico único de cinco naves, pero en 1580 y tras muchas gestiones y trámites seguidos por un grupo de españoles el tercer obispo de Michoacán Juan de Medina Rincón y de la Vega (1574-1588), dio su anuencia y parecer positivo para que la cabecera de la silla episcopal fuese trasladada a Valladolid hoy Morelia.

Dicho traslado redujo la catedral de Pátzcuaro a Parroquia, bajo la advocación de San Salvador, descrita en 1649 por Francisco Arnaldo Ysasi como un lindo edificio con un buen retablo como altar mayor y otros doce colaterales, además de que tanto españoles como indios habían dejado entierros y capellanías en el lugar.

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El primer cuerpo incorrupto se encontró en 1585, en el templo de la Compañía de Jesús, se trataba de los restos de una india virtuosa o beata, que según los ancianos había vivido en tiempos de don Vasco. Dicho cuerpo se dispuso que se colocara en una caja de madera en el mismo templo de la Compañía de Jesús.

El segundo cuerpo fue encontrado cuando Lázaro González iban a ser inhumados el viernes 9 de mayo de 1631, se trataba de un español llamado Francisco Quintana, al verlo los que lo habían conocido en vida lo reconocían claramente, se decía que había vivido de manera muy casta acogido a la Virgen . Se realizó revisión del cadáver y se dictaminó por el Dr. Ramírez que se trataba de un cuerpo incorrupto, el 21 del mismo mes se hizo otra exploración concluyendo lo mismo. De la ciudad de Valladolid fueron comisionados el cirujano Diego Aguilera y Juan López para que evaluaran también el cuerpo, los cuales coincidieron al concluir que “no se debe atribuir la incorrupción y Entereza del dicho Cadáver a obra de la naturaleza, pues de ella antes resultaría lo contrario, sino que se debe estimar y reputar por cosa sobrenatural y milagrosa” , su cuerpo fue depositado en una caja de madera por orden de Francisco de Rivera y Pareja, Obispo de Michoacán (1629-1637) y lo podían ver, y despedía buen olor .

Foto: Carmen Hernández | El Sol Morelia

No se sabe qué pasó con dichos cuerpos momificados, posiblemente se destruyeron cuando el edificio fue afectado por los terremotos de mediados del siglo XVIII o durante el incendio ocasionado por los republicanos a mediados del siglo XIX.

Por otro lado fray Diego de Basalenque, cronista de la orden agustiniana de Michoacán, escribió sobre la vida de fray Diego de Villarrubia, que falleció en Pátzcuaro en diciembre de 1622 a los 60 años y al intentar mover sus restos en 1626 encontraron en el templo de san Agustín, que “…sólo en el rostro tenía comido el pico de la nariz, las manos tan lindas y tratables, como cuando decía misa…” quedando maravillados los frailes por tan singular acontecimiento, pero tampoco se dan noticias de qué pasó con dichos restos.

Por lo que respecta a los dos cementerios civiles de Pátzcuaro no se tiene noticia de haber encontrado algún cuerpo incorrupto, ni en el Panteón Municipal ni en el Panteón del Cristo, con todo y que ambos tienen más de un siglo de haberse abierto para el servicio.