/ lunes 22 de julio de 2024

Descubre las ventanas arqueológicas, en el Centro Histórico de la CDMX

El corazón del país alberga importantes restos de la antigua Tenochtitlán y la ciudad colonial, algunos de los cuales se pueden visitar

Para visitantes nacionales y extranjeros, el Centro Histórico de la Ciudad de México es una parada obligatoria, por lo que la mayoría de las agencias de viajes y tours turísticos incluyen recorridos por los lugares más emblemáticos, como son el Zócalo, el Palacio de Bellas Artes, el Museo del Templo Mayor y la Catedral Metropolitana, entre otros.

Sin embargo, existen lugares de gran valor histórico poco conocidos, incluso para muchos capitalinos, quienes sin saber han estado parados o han caminado sobre vestigios de la antigua ciudad de Tenochtitlán erigida en 1325 por los mexicas o edificaciones que datan de la época virreinal.

Esta historia que se resiste a morir parece asomarse tímidamente y de vez en cuando se revela a los ojos de los más curiosos y observadores, a través de las llamadas Ventanas Arqueológicas.

Estos sorprendentes lugares son un mudo testigo del paso implacable del tiempo, del paso de fenómenos naturales como sismos o inundaciones, así como de los constantes cambios sociales, culturales, económicos y políticos que ha vivido nuestra Ciudad de México a lo largo de su historia.

¿Qué son las ventanas arqueológicas?

De acuerdo con expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) las ventanas arqueológicas son aquellos espacios que permiten admirar vestigios arquitectónicos, tanto de la época prehispánica como de la época colonial.

Estos sitios se han encontrado durante remodelaciones y/o demolición de algún edificio moderno, por lo que son lugares donde el pasado y el presente conviven con el único fin de preservar nuestra memoria histórica.

La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Programa de Arqueología Urbana (PAU), señalan que en el Centro Histórico de la capital existen 42 ventanas arqueológicas distribuidas en 17 inmuebles, lugares en la vía pública o espacios religiosos. Sin embargo, no todas pueden ser visitadas, ya que algunas se encuentran en sitios restringidos.

A través de estas ventanas se pueden admirar restos de templos y palacios mexicas, de casas solariegas de conquistadores españoles, de iglesias cristianas, casas del gobierno virreinal y vestigios del siglo XIX.

Entre los más sobresalientes se encuentran los vestigios del Calmécac, colegio donde estudiaban los nobles mexicas y, que desde 2012, puede visitarse en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España, en la calle Guatemala número 18.

En esta misma calle, pero en el número 16 también se descubrió gran parte del Templo de Ehécatl (deidad mexica del viento), al igual que restos de una cabecera de la principal cancha de Juego de Pelota del antiguo centro ceremonial. Asimismo, en la calle de República de Guatemala, número 24 se localizó el Huei Tzompantli, dedicado al dios tutelar Huitzilopochtli.

En 1991, las excavaciones permitieron detectar restos del Templo del Sol, debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana; del Templo de Tezcatlipoca, en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Antiguo Palacio del Arzobispado; y del Palacio de Moctezuma II, en Palacio Nacional.

La primera ventana al pasado

De acuerdo con Raúl Barrera Rodríguez, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH y supervisor del Programa de Arqueología Urbana, la primera ventana arqueológica en abrirse al público fue por el vestigio que se encontró bajo el nivel del piso del patio central de la Casa del Marqués del Apartado.

El investigador explica que la Casa del Marqués del Apartado, es un edificio neoclásico construido entre 1795 y 1805 por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá– que se encuentra en la esquina que forman las antiguas calles del Relox y Cordobanes, hoy República de Argentina número 12 y calle de Donceles.

Después de la conquista de México-Tenochtitlan, el solar fue cedido a los conquistadores Luis Francisco y Gonzalo Acevedo. Después de haber tenido otros propietarios, el edificio conocido como Casa del Marqués del Apartado fue construido a iniciativa del señor Francisco Manuel Cayetano de Fagoaga y Arozqueta, quien fue “apartador de oro y plata” entre 1718 y 1778.

“A principios de 1901 se hicieron trabajos de rehabilitación del edificio, que estuvieron a cargo del capitán de ingenieros Porfirio Díaz Ortega (hijo de Porfirio Díaz). Durante esos trabajos, supervisados por el arqueólogo Leopoldo Batres, se localizó el 19 de noviembre (de ese mismo año), al excavar el patio central del edificio, una gran escultura de basalto con la representación de una xiuhcóatl (serpiente de fuego), y el 9 de diciembre de ese mismo año se encontró, muy cerca, un océlotl cuauhxicalli. Estos excepcionales hallazgos fueron motivo para que se continuará la excavación y a los pocos días se localizó una escalinata que forma parte de una plataforma orientada de este a oeste y con acceso de sur a norte”.

Tanto fue el interés que estos vestigios despertaron en su época, que fue necesario habilitar una ventana arqueológica, la primera en abrirse al público en el Centro Histórico.


El vestigio arqueológico se encuentra bajo el nivel de piso del patio central, al que se entra por una escalera metálica. La ventana mide 12.70 m de longitud por 4 m de ancho y 3.40 m de profundidad. La escalinata, delimitada por dos prominentes alfardas, presenta evidencias de 12 escalones construidos con sillares de basalto. En la base de la alfarda, que se ubica en el extremo oeste, se observan los restos de un árbol muerto.


“En 1985 se llevaron a cabo trabajos de rehabilitación que permitieron a la Dra. Elsa Hernández Pons excavar, en una crujía localizada hacia el lado oeste del patio central del edificio, la continuación de la escalinata descubierta por Batres en 1901”, señala el arqueólogo.

Además de corroborar la continuación de la escalinata en sentido este-oeste, que cierra un conjunto arquitectónico por el lado norte del Templo Mayor, se detectó al pie de la escalinata un cuauhxicalli de basalto en forma de águila, actualmente se encuentra en el Museo del Templo Mayor.

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Otra ventanas al tiempo

Las múltiples obras, construcciones y remodelaciones que se han llevado a cabo en el Centro Histórico desde la época del virreinato y que continúan hasta nuestros días han permitido tener estos hallazgos que abren una mirada distinta al pasado.

Trabajos para la introducción de cableado de luz, la construcción del Metro, así como obras hidráulicas y de alcantarillado se han topado con vestigios arqueológicos hasta ese momento desconocidos.

Entre estos hallazgos arqueológicos también destacan los vestigios del Calmécac, colegio donde estudiaban los nobles mexicas para dedicarse al sacerdocio, convertirse en guerreros de élite y dirigir los destinos de la antigua ciudad.

Los restos de esta antigua escuela y 88 piezas representativas de las etapas prehispánica (45), colonial (20) y moderna (23) entre las que destacan dos almenas de barro con una altura de 2.38 metros, consideradas uno de los principales elementos arquitectónicos prehispánicos, se exhiben en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España en México, que se ubica en la calle de República de Guatemala número 18.


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De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en este espacio museístico -que abarca una superficie de 714 metros cuadrados- el público puede apreciar restos de una gran plaza abierta de lo que fue el colegio mexica, que también sirve de límite y asiento de una banqueta y el arranque de una escalinata contemporánea a la etapa constructiva VII del Templo Mayor (1502 a 1519 d.C.), época en que gobernó Moctecuhzoma II.

Además, se observan los restos de una subestructura del Calmécac, correspondientes a la etapa VI (1486-1502 d.C.), periodo del mandato de Ahuítzol como tlatoani de Tenochtitlan, representados por un piso de estuco con pilastras y una banqueta interior de dos metros de ancho adosada a un muro de piedra.

En esta misma calle, pero en el número 16 se encuentra también gran parte del templo de Ehécatl, deidad del viento, descubierto en 2014. Se trata de un salvamento arqueológico, no se presenta acceso al público. El predio se localiza en la calle de Guatemala entre el Centro Cultural España y el Archivo Museo de la Fotografía a un costado de la colindancia poniente del Templo Mayor de la Ciudad de México.

En Guatemala No. 24 puedes encontrar el Huei Tzompantli, dedicado al dios tutelar de la cultura mexica: Huitzilopochtli. El Huei Tzompantli es una plataforma rectangular donde eran empalados y exhibidos los cráneos de los sacrificados.

También está el Nacional Monte de Piedad, donde se descubrió el piso del patio del palacio de Axayácatl, que también fue parte de la casa de Hernán Cortés y en algún momento, sede temporal del Cabildo de la Ciudad de México.

Debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana se encuentra parte del Templo del Sol

El Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, antiguo palacio del arzobispado contiene lo que alguna vez fue el Templo a Tezcatlipoca. Asimismo, el Palacio Nacional está en donde una vez estuvo el Palacio de Moctezuma II.

El arqueólogo Raúl Barrera menciona en sus distintas investigaciones que en el inmueble que actualmente es el Palacio de la Autonomía Universitaria, en la calle Licenciado Primo Verdad, número 2, esquina con Guatemala se encuentran algunas ventanas arqueológicas que muestran vestigios de una casa del siglo XVI de la época virreinal y también hay restos del Convento Santa Teresa la Antigua.

Para visitantes nacionales y extranjeros, el Centro Histórico de la Ciudad de México es una parada obligatoria, por lo que la mayoría de las agencias de viajes y tours turísticos incluyen recorridos por los lugares más emblemáticos, como son el Zócalo, el Palacio de Bellas Artes, el Museo del Templo Mayor y la Catedral Metropolitana, entre otros.

Sin embargo, existen lugares de gran valor histórico poco conocidos, incluso para muchos capitalinos, quienes sin saber han estado parados o han caminado sobre vestigios de la antigua ciudad de Tenochtitlán erigida en 1325 por los mexicas o edificaciones que datan de la época virreinal.

Esta historia que se resiste a morir parece asomarse tímidamente y de vez en cuando se revela a los ojos de los más curiosos y observadores, a través de las llamadas Ventanas Arqueológicas.

Estos sorprendentes lugares son un mudo testigo del paso implacable del tiempo, del paso de fenómenos naturales como sismos o inundaciones, así como de los constantes cambios sociales, culturales, económicos y políticos que ha vivido nuestra Ciudad de México a lo largo de su historia.

¿Qué son las ventanas arqueológicas?

De acuerdo con expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) las ventanas arqueológicas son aquellos espacios que permiten admirar vestigios arquitectónicos, tanto de la época prehispánica como de la época colonial.

Estos sitios se han encontrado durante remodelaciones y/o demolición de algún edificio moderno, por lo que son lugares donde el pasado y el presente conviven con el único fin de preservar nuestra memoria histórica.

La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Programa de Arqueología Urbana (PAU), señalan que en el Centro Histórico de la capital existen 42 ventanas arqueológicas distribuidas en 17 inmuebles, lugares en la vía pública o espacios religiosos. Sin embargo, no todas pueden ser visitadas, ya que algunas se encuentran en sitios restringidos.

A través de estas ventanas se pueden admirar restos de templos y palacios mexicas, de casas solariegas de conquistadores españoles, de iglesias cristianas, casas del gobierno virreinal y vestigios del siglo XIX.

Entre los más sobresalientes se encuentran los vestigios del Calmécac, colegio donde estudiaban los nobles mexicas y, que desde 2012, puede visitarse en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España, en la calle Guatemala número 18.

En esta misma calle, pero en el número 16 también se descubrió gran parte del Templo de Ehécatl (deidad mexica del viento), al igual que restos de una cabecera de la principal cancha de Juego de Pelota del antiguo centro ceremonial. Asimismo, en la calle de República de Guatemala, número 24 se localizó el Huei Tzompantli, dedicado al dios tutelar Huitzilopochtli.

En 1991, las excavaciones permitieron detectar restos del Templo del Sol, debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana; del Templo de Tezcatlipoca, en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Antiguo Palacio del Arzobispado; y del Palacio de Moctezuma II, en Palacio Nacional.

La primera ventana al pasado

De acuerdo con Raúl Barrera Rodríguez, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, investigador de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH y supervisor del Programa de Arqueología Urbana, la primera ventana arqueológica en abrirse al público fue por el vestigio que se encontró bajo el nivel del piso del patio central de la Casa del Marqués del Apartado.

El investigador explica que la Casa del Marqués del Apartado, es un edificio neoclásico construido entre 1795 y 1805 por el arquitecto valenciano Manuel Tolsá– que se encuentra en la esquina que forman las antiguas calles del Relox y Cordobanes, hoy República de Argentina número 12 y calle de Donceles.

Después de la conquista de México-Tenochtitlan, el solar fue cedido a los conquistadores Luis Francisco y Gonzalo Acevedo. Después de haber tenido otros propietarios, el edificio conocido como Casa del Marqués del Apartado fue construido a iniciativa del señor Francisco Manuel Cayetano de Fagoaga y Arozqueta, quien fue “apartador de oro y plata” entre 1718 y 1778.

“A principios de 1901 se hicieron trabajos de rehabilitación del edificio, que estuvieron a cargo del capitán de ingenieros Porfirio Díaz Ortega (hijo de Porfirio Díaz). Durante esos trabajos, supervisados por el arqueólogo Leopoldo Batres, se localizó el 19 de noviembre (de ese mismo año), al excavar el patio central del edificio, una gran escultura de basalto con la representación de una xiuhcóatl (serpiente de fuego), y el 9 de diciembre de ese mismo año se encontró, muy cerca, un océlotl cuauhxicalli. Estos excepcionales hallazgos fueron motivo para que se continuará la excavación y a los pocos días se localizó una escalinata que forma parte de una plataforma orientada de este a oeste y con acceso de sur a norte”.

Tanto fue el interés que estos vestigios despertaron en su época, que fue necesario habilitar una ventana arqueológica, la primera en abrirse al público en el Centro Histórico.


El vestigio arqueológico se encuentra bajo el nivel de piso del patio central, al que se entra por una escalera metálica. La ventana mide 12.70 m de longitud por 4 m de ancho y 3.40 m de profundidad. La escalinata, delimitada por dos prominentes alfardas, presenta evidencias de 12 escalones construidos con sillares de basalto. En la base de la alfarda, que se ubica en el extremo oeste, se observan los restos de un árbol muerto.


“En 1985 se llevaron a cabo trabajos de rehabilitación que permitieron a la Dra. Elsa Hernández Pons excavar, en una crujía localizada hacia el lado oeste del patio central del edificio, la continuación de la escalinata descubierta por Batres en 1901”, señala el arqueólogo.

Además de corroborar la continuación de la escalinata en sentido este-oeste, que cierra un conjunto arquitectónico por el lado norte del Templo Mayor, se detectó al pie de la escalinata un cuauhxicalli de basalto en forma de águila, actualmente se encuentra en el Museo del Templo Mayor.

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Otra ventanas al tiempo

Las múltiples obras, construcciones y remodelaciones que se han llevado a cabo en el Centro Histórico desde la época del virreinato y que continúan hasta nuestros días han permitido tener estos hallazgos que abren una mirada distinta al pasado.

Trabajos para la introducción de cableado de luz, la construcción del Metro, así como obras hidráulicas y de alcantarillado se han topado con vestigios arqueológicos hasta ese momento desconocidos.

Entre estos hallazgos arqueológicos también destacan los vestigios del Calmécac, colegio donde estudiaban los nobles mexicas para dedicarse al sacerdocio, convertirse en guerreros de élite y dirigir los destinos de la antigua ciudad.

Los restos de esta antigua escuela y 88 piezas representativas de las etapas prehispánica (45), colonial (20) y moderna (23) entre las que destacan dos almenas de barro con una altura de 2.38 metros, consideradas uno de los principales elementos arquitectónicos prehispánicos, se exhiben en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España en México, que se ubica en la calle de República de Guatemala número 18.


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De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, en este espacio museístico -que abarca una superficie de 714 metros cuadrados- el público puede apreciar restos de una gran plaza abierta de lo que fue el colegio mexica, que también sirve de límite y asiento de una banqueta y el arranque de una escalinata contemporánea a la etapa constructiva VII del Templo Mayor (1502 a 1519 d.C.), época en que gobernó Moctecuhzoma II.

Además, se observan los restos de una subestructura del Calmécac, correspondientes a la etapa VI (1486-1502 d.C.), periodo del mandato de Ahuítzol como tlatoani de Tenochtitlan, representados por un piso de estuco con pilastras y una banqueta interior de dos metros de ancho adosada a un muro de piedra.

En esta misma calle, pero en el número 16 se encuentra también gran parte del templo de Ehécatl, deidad del viento, descubierto en 2014. Se trata de un salvamento arqueológico, no se presenta acceso al público. El predio se localiza en la calle de Guatemala entre el Centro Cultural España y el Archivo Museo de la Fotografía a un costado de la colindancia poniente del Templo Mayor de la Ciudad de México.

En Guatemala No. 24 puedes encontrar el Huei Tzompantli, dedicado al dios tutelar de la cultura mexica: Huitzilopochtli. El Huei Tzompantli es una plataforma rectangular donde eran empalados y exhibidos los cráneos de los sacrificados.

También está el Nacional Monte de Piedad, donde se descubrió el piso del patio del palacio de Axayácatl, que también fue parte de la casa de Hernán Cortés y en algún momento, sede temporal del Cabildo de la Ciudad de México.

Debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana se encuentra parte del Templo del Sol

El Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, antiguo palacio del arzobispado contiene lo que alguna vez fue el Templo a Tezcatlipoca. Asimismo, el Palacio Nacional está en donde una vez estuvo el Palacio de Moctezuma II.

El arqueólogo Raúl Barrera menciona en sus distintas investigaciones que en el inmueble que actualmente es el Palacio de la Autonomía Universitaria, en la calle Licenciado Primo Verdad, número 2, esquina con Guatemala se encuentran algunas ventanas arqueológicas que muestran vestigios de una casa del siglo XVI de la época virreinal y también hay restos del Convento Santa Teresa la Antigua.

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