Poca atención ponemos a esos pequeños frutos que solo se recuerdan en temporadas específicas, por darle sabor y aroma al ponche en la época invernal: hablamos del tecojote, nativo de nuestro país. ¿Cómo lo has probado, en fresco, cocido o en dulce? Su consumo prácticamente es a través de la infusión de frutas o en su procesamiento tradicional cocido lentamente durante horas hasta convertirlo en conserva, jalea, ate o laminillas al estilo moreliano.
Pertenece a la familia de las Rosaceae, su nombre proviene del náhuatl “texócotl”: tetl (duro) y xocotl (fruto agrio).Entonces, ya unidos significa: “fruto duro de sabor agrio”, además se le denomina manzanita y manzana de indias. Sus características no lo hacen atractivo al paladar, limitan su consumo en fresco, aunque su color naranja y amarillo, con tonalidad rojiza como el atardecer del Sol, invitan a darle una buena mordida a la fruta.
Si bien el tejocote es una especie nativa de México, se tienen indicios que los altos árboles también se les localiza en Guatemala. No se encuentra amenazada ni bajo protección, es una especie silvestre y de cultivo.
Estas frutillas codiciadas durante el invierno crecen en árbol caducifolio, es decir, de follaje abundante que pierden cada año, así como de proliferas espinas. Se desarrolla en climas templados y de poca humedad. Pueden alcanzar entre los cuatro y 10 metros de altura.
Productividad
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información Agroalimentaria y Pesca (SIAP), México destaca en producción internacional, esto se debe a que es un cultivo nacional.
En su explotación comercial, se tiene registro de entre 900 y mil hectáreas de árboles de tejocote, con una cosecha anual de 4 mil 300 toneladas de fruta; el estado de Puebla es el principal productor, ya que aporta cerca de 93% del total a nivel nacional, lo cual genera una derrama económica de más de siete millones de pesos, con base a los registros oficiales de 2018.
Otros de los estados propicios para la producción son Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Chiapas, Zacatecas, Michoacán, Durango, la Ciudad y el Estado de México.
El tejocote se cosecha a partir de agosto y los meses con mayor consumo son durante noviembre y diciembre.
Además de agregarle mucho sabor al ponche y a los dulces tradicionales, el tejocote nos aporta minerales y vitaminas al cuerpo. Es una excelente fuente de vitamina C, por lo que es un aliado en los días de lluvia y fríos de otoño e invierno.