/ lunes 8 de mayo de 2023

Nuevos partidos, mismas caras

¿México y Michoacán necesitan nuevos partidos políticos? De acuerdo con las estadísticas, no. El modelo político del país está diseñado para que los “grandes” partidos mantengan el control y absorban, en el mejor de los casos, a los pequeños y nuevos partidos, que terminan formando coaliciones para sobrevivir, difuminando cualquier diferencia con sus contrarios.

En tres décadas, más de 20 partidos perdieron su registro en el país, tendiendo un efímero y banal paso por la historia política de nuestro país. Solo algunos de ellos, lograron recomponer el camino y recuperar su registro como los partidos Verde Ecologista de México y del Trabajo. Otros, aprovechando los recovecos jurídicos, resurgieron solo con mínimas modificaciones como ocurrió con el Partido Encuentro Solidario. El resto son historia: PDM, PRT, PPS, PARM, PFCRN, PDC, PNA, PLM, PH, RSP, FxM, etc.

Las causas de la extinción masiva de partidos en México son variadas, desde la fórmula de distribución de prerrogativas, el porcentaje mínimo de votación necesario, hasta el tiempo tan limitado que tienen para conformar su estructura interna y organizar su participación en sus primeros comicios. Lo cierto, es que la mayoría de los partidos que han desaparecido nunca construyeron una base ciudadana mínima de respaldo, una verdadera, orgánica, y no incidental y muchas veces alquilada solo para cumplir los requisitos que establece la legislación electoral.

Por ello, el futuro de los nuevos partidos políticos en Michoacán no es prometedor. Se enfrentarán a dos maquinarias electorales perfectamente calibradas, con recursos casi ilimitados, una estructura partidista con amplia experiencia y presencia en los 113 municipios del estado. Además, su “oferta” política está cubierta, al menos en teoría, por los actuales partidos.

En contrapartida, dos de los tres nuevos partidos, están liderados por políticos de amplia experiencia que conocen con exactitud sus verdaderos alcances, lo que les puede permitir pasar el difícil escollo de los comicios del 2024. El ex gobernador Jesús Reyna tiene ante sí la posibilidad de captar a esa enorme militancia priísta que ha sido traicionada por sus dirigencias al olvidarse de sus principios básicos y aliarse con sus antiguos enemigos. Pero, además, perdiendo todas y cada una de las elecciones en las que han participado en alianza con PAN y PRD.

Em tanto, Antonio Plaza, vinculado toda su vida al albiazul, tiene ante sí el reto de convencer a sus excompañeros de partido y a quienes mostraron su apoyo en su fugaz paso por el movimiento independente, de ser una opción más abierta. Y, quizá, quien tiene ante sí un enorme reto es Karla Martínez, ya que deberá sacudirse la imagen de ser un partido gremial, de transportistas y solo de algunas organizaciones afines a la CRT que preside su padre. Como ejemplo está el estrepitoso fracaso de Nueva Alianza y Alianza Social que, en el papel, gozaban de una enorme base social. Nada más equivocado.

Este año será crucial para vislumbrar si los nuevos partidos políticos estatales tendrán alguna oportunidad de sobrevivir; si logran tener presencial en al menos la mitad de los municipios y presentar candidatos atractivos en las ciudades grandes, pueden sobrevivir, aunque las estadísticas muestren que al menos dos no lo lograrán.

PRD en modo zombi

Los zombis, esos personajes de la literatura de ficción que representan la contradicción de estar muertos y continuar viviendo, pero sin conciencia, sin dignidad, contrariando todos sus principios, con el único objetivo de alimentarse al precio que sea y de quien sea. Justo así está el partido del sol azteca al cumplir sus 34 años.

Hoy sin rubor alguno, los perredistas abandonan su partido para sumarse a Morena y buscar posiciones que ya no encuentran en su partido o se suman a las campañas de priistas y panistas buscando alimentarse de las migajas que les ofrecen, sabiendo que no tienen nada que ofrecer más que el nombre de una franquicia en decadencia.

México no sería el mismo sin las aportaciones del PRD. Las aportaciones del partido permitieron la creación y consolidación de muchas instituciones en las que se sostiene hoy el Estado. Pero cuando abandonaron sus principios y se mimetizaron con quienes llevaron al país al borde del colapso, en ese momento el partido comenzó a morir.


Especialista en telecomunicaciones.