En el análisis, la discusión y la aprobación de la Cuenta Pública Michoacán 2020 se pusieron los reflectores en el ex gobernador Silvano Aureoles Conejo, a quien sobre todo los morenistas lo acusaron de presuntas irregularidades y, por supuesto, en especial, los perredistas lo defendieron a todo pulmón.
Sin embargo, esa confrontación sigue teniendo más tintes políticos que nada, dejando a un lado la parte esencial, el escrutinio a fondo del uso de los recursos públicos estatales durante ese año, en específico. No, más bien la lucha entre morenistas (léase ex perredistas) y perredistas son actos de revanchas y de defensa a ultranza.
No, lo que hay es una atroz guerra mediática -derivada de dicha Cuenta Pública, abordada en el Congreso del Estado de Michoacán, de los unos contra los otros, en donde las descalificaciones mutuas rebasan los argumentos sólidos que se enmarquen en los marcos jurídicos correspondientes.
Los morenistas atacan con todo, así nomás, en forma rústica, atrabancada, trastabillando, y los perredistas a defender con todo, así nomás, a ciegas; una batalla de estrategias políticas, dando paso a rechazar la discusión a fondo, situando que la potencial impunidad encuentre un corto camino para arribar a buen puerto.
Aunado a lo de la Cuenta Pública 2020 referida, en el transcurso de la semana pasada, en el portal SinEmbargo, salieron cuando menos tres publicaciones en contra de los más cercanos del ex gobernador perredista, desde sus hijas, pasando por sus amigos, hasta su pareja.
En ese trabajo periodístico, aunque todo indica que se trata de una filtración de datos gubernamentales de carácter federal, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), se presentan diversos documentos de prueba, donde el común denominador es una serie de, millonarias transacciones bancarias.
Ante ese tipo de señalamientos, al igual que la presunta injerencia del ex Jefe del Ejecutivo estatal para que se resolviera a favor la Cuenta Pública 2022, Silvano Aureoles Conejo volvió estar en el centro del imaginario social, pero él, se ha blindado a rabiar, adoptando el silencio, sin otorgar.
Alfonso Martínez, El Pípila
A estas alturas, le quedan escasos meses al alcalde de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar, para realmente demostrar, de manera consistente, sin más pretextos, que su estrategia de seguridad pública es una de las mejores del territorio michoacano, que funciona para aminorar, para contener, la ola delictiva en el municipio, y que ya no es represiva.
Y, por ende, establecer que no es ni una pizca de rehén de facciones de la propia Policía de Morelia, que, a veces, da la impresión que lo tienen contra la pared, teniendo como el más claro ejemplo la lastimera actuación, represiva, que tuvieron varios de sus integrantes en la manifestación de mujeres el pasado 8 de marzo.
Claro, claro, no es fácil cambiar de la noche a la mañana, una policía local que la pasada administración municipal dejó hacer y deshacer.
Cantera
El pasado domingo, el del primero de mayo de este año, el territorio michoacano fue, nuevamente, sacudido por una ola de violencia que dejó, oficialmente, once asesinatos, homicidios calificados como dolosos, lo cual subrayó al estado como entre los tres más violentos del país.
Canterita
Mal, pésimo inicio de la Fiesta Michoacán de Origen (¡vaya nombre!), pero esperemos que vaya de menos a más y que el responsable deje las poses de junior.
Goteo
A estas alturas, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla ya sabrá qué integrantes de su Gabinete le funcionan o quiénes no, más allá de sentimientos ideológicos, políticos, personales y muy personales…