/ jueves 19 de septiembre de 2024

El Observador / México degradado

Atentos. Mucho se ha dicho sobre la posibilidad de que a México se le rebaje su calificación crediticia en los mercados financieros globales. Y esto es por los mayores riesgos que, de un tiempo para acá, implica comprar bonos mexicanos. El hecho duro y macizo es que ya ocurrió. México ya fue degradado por los inversionistas, antes de que las calificadoras de riesgos lo hagan formalmente.

Se lo explico con peras y manzanas. Si usted tiene una tarjeta de crédito bancaria, su banco le asignará internamente “una calificación” de acuerdo con el manejo que haga de su crédito autorizado. Si tiene un buen récord porque paga mensualmente el total de sus gastos, o si paga puntualmente sus mensualidades al usar el crédito que le ofrece la tarjeta, o si no excede su límite de crédito, entonces el banco le calificará como un cliente de bajo riesgo y le ofrecerá una tasa de interés más baja que otros que considera de mayor riesgo.

Pues, más o menos lo mismo ocurre con los gobiernos de los países. Hay agencias calificadoras (Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch) que evalúan el riesgo de impago de los gobiernos y les asignan una calificación. Ahora mismo, la deuda del gobierno mexicano se encuentra en el nivel inferior de los países con bajo riesgo de incumplimiento. Pero, ojo, está a nada de ser calificado como una inversión para especuladores.

Mientras que las calificadoras se toman su tiempo para emitir una nueva nota, en el día a día hay una especie de “seguros” cuyos precios (o primas) nos dan una buena idea del nivel de riesgo que tiene la deuda de cada país, mucho antes de que lo hagan formalmente las calificadoras. Es allí, en el día a día, en el que la deuda mexicana ya se cotiza como una de mayor riesgo que lo que indica su última calificación. De hecho, países con la misma calificación que México, como Indonesia o Italia, o incluso países con un peldaño más bajo de calificación que México, como India, Grecia o Perú, tienen una prima de riesgo menor que la mexicana.

La razón es una: El mayor riesgo de comprar deuda del gobierno mexicano se debe a unas finanzas públicas bajo cuestionamiento (déficit amplio), al menor crecimiento económico esperado, y a nuevos riesgos institucionales (gobernanza) derivados de las reformas de la que tanto se habla.

Y si se pregunta ¿qué implicaciones tiene para nosotros, los simples mortales, que la deuda mexicana se haya degradado? La respuesta directa es simple: Así como el banco cobra tasas de interés más altas a sus clientes de mayor riesgo por la mala gestión de su línea de crédito, así también los inversionistas le exigen a México más tasa de rendimiento por comprar sus bonos, obligando al gobierno a destinar más recursos públicos para pagar intereses de la deuda. Y eso significa que habrá menos dinero disponible para educación, salud, programas sociales, inversión pública, entre otros. Es decir, mis estimados, eso de mandar al diablo las instituciones no son dichos gratuitos; tienen un costo que ya estamos pagando y que pagaremos en el futuro.

Ahora bien ¿se puede revertir la degradación para México que ya anuncian los mercados financieros? Supongo que sí. Pero eso requiere la visión y sensatez de quien asumirá el poder en 12 días.


Colofón

El diputado Vidal Llerenas será el próximo subsecretario de Industria y Comercio en la secretaría de Economía.

* Mensajes a esta columna que busca sensatez enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com

Atentos. Mucho se ha dicho sobre la posibilidad de que a México se le rebaje su calificación crediticia en los mercados financieros globales. Y esto es por los mayores riesgos que, de un tiempo para acá, implica comprar bonos mexicanos. El hecho duro y macizo es que ya ocurrió. México ya fue degradado por los inversionistas, antes de que las calificadoras de riesgos lo hagan formalmente.

Se lo explico con peras y manzanas. Si usted tiene una tarjeta de crédito bancaria, su banco le asignará internamente “una calificación” de acuerdo con el manejo que haga de su crédito autorizado. Si tiene un buen récord porque paga mensualmente el total de sus gastos, o si paga puntualmente sus mensualidades al usar el crédito que le ofrece la tarjeta, o si no excede su límite de crédito, entonces el banco le calificará como un cliente de bajo riesgo y le ofrecerá una tasa de interés más baja que otros que considera de mayor riesgo.

Pues, más o menos lo mismo ocurre con los gobiernos de los países. Hay agencias calificadoras (Moody’s, Standard & Poor’s, Fitch) que evalúan el riesgo de impago de los gobiernos y les asignan una calificación. Ahora mismo, la deuda del gobierno mexicano se encuentra en el nivel inferior de los países con bajo riesgo de incumplimiento. Pero, ojo, está a nada de ser calificado como una inversión para especuladores.

Mientras que las calificadoras se toman su tiempo para emitir una nueva nota, en el día a día hay una especie de “seguros” cuyos precios (o primas) nos dan una buena idea del nivel de riesgo que tiene la deuda de cada país, mucho antes de que lo hagan formalmente las calificadoras. Es allí, en el día a día, en el que la deuda mexicana ya se cotiza como una de mayor riesgo que lo que indica su última calificación. De hecho, países con la misma calificación que México, como Indonesia o Italia, o incluso países con un peldaño más bajo de calificación que México, como India, Grecia o Perú, tienen una prima de riesgo menor que la mexicana.

La razón es una: El mayor riesgo de comprar deuda del gobierno mexicano se debe a unas finanzas públicas bajo cuestionamiento (déficit amplio), al menor crecimiento económico esperado, y a nuevos riesgos institucionales (gobernanza) derivados de las reformas de la que tanto se habla.

Y si se pregunta ¿qué implicaciones tiene para nosotros, los simples mortales, que la deuda mexicana se haya degradado? La respuesta directa es simple: Así como el banco cobra tasas de interés más altas a sus clientes de mayor riesgo por la mala gestión de su línea de crédito, así también los inversionistas le exigen a México más tasa de rendimiento por comprar sus bonos, obligando al gobierno a destinar más recursos públicos para pagar intereses de la deuda. Y eso significa que habrá menos dinero disponible para educación, salud, programas sociales, inversión pública, entre otros. Es decir, mis estimados, eso de mandar al diablo las instituciones no son dichos gratuitos; tienen un costo que ya estamos pagando y que pagaremos en el futuro.

Ahora bien ¿se puede revertir la degradación para México que ya anuncian los mercados financieros? Supongo que sí. Pero eso requiere la visión y sensatez de quien asumirá el poder en 12 días.


Colofón

El diputado Vidal Llerenas será el próximo subsecretario de Industria y Comercio en la secretaría de Economía.

* Mensajes a esta columna que busca sensatez enviarlos al correo: samuel@arenapublica.com