/ lunes 10 de abril de 2023

Educación y conciencia

El 25 de julio de 2019, la ONU declaró el 5 de abril como el Día Internacional de la Conciencia, el cual se conmemoró la semana pasada. Por ese hecho, un tema de trascendental importancia, en pleno asueto vacacional difícilmente se dimensionó debidamente por parte de las autoridades o la sociedad.

La definición que brinda el organismo internacional al respecto está muy orientada hacia la difusión de la cultura de paz, partiendo del preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), el cual menciona que "el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias".

Asimismo, en su portal electrónico oficial, el organismo internacional cita el primer artículo de la DUDH, que a la letra dice "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".

Es decir, a juicio de los redactores del documento, la consciencia humana está definida por dos grandes factores: por los ultrajes recibidos en ella por los actos de barbarie y por el reconocimiento de la dotación de ella, con la cual nacemos todos los seres humanos.

Visto así, para preservarla de ultrajes y para el ejercicio de las libertades y derechos humanos es necesario cultivar una cultura de paz, con amor y conciencia, que consiste en valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan interacciones e intercambios sociales basados en los principios de libertad, Justicia y democracia, derechos humanos, la tolerancia y solidaridad.

En suma, la ONU no define la consciencia humana dentro del portal electrónico oficial del Día Internacional de la Conciencia, limitándose a darle trato de variable interviniente, como medio para impulsar efectos hacia la vivencia de valores para alcanzar la paz y el desarrollo.

Al respecto, el alcance del 5 de abril podría ser mucho mayor complejo, partiendo de una definición plena de conciencia, que reconozca la importancia de la presencia de procesos cognitivos en el ser humano que le permiten darse cuenta de su propia existencia, de auto percibirse, de darse cuenta, de generar conocimiento reflexivo de las cosas, de hacerse responsable de sus actos, de tomar discernimiento entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre muchas categorías más.

Lamentablemente, vivimos en la saturación de información y la posverdad, insertos en el “ya sé”, muletilla de moda entre las generaciones actuales. Decía Stephen Hawking que “el más grande enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión de conocimiento”, razón por la cual nos equivocamos constantemente si no estamos educados hacia la duda metódica. La conciencia no se desarrolla por generación espontánea, sino que puede educarse, sacando de sí mejores versiones de sí misma.

Dejar de dudar, de investigar y de darnos cuenta nos coloca en el peligroso terreno de las ideologías, esa serie de discursos no falsables que nos permiten tener una respuesta para todos los asuntos del mundo. Sin contar con capacidad de discernimiento, una conciencia poco educada sí que puede atentar contra la paz y el desarrollo de la humanidad.

Visto así, la educación de la conciencia cobra total sentido y urgencia, para los factores que señala la ONU en cuanto a la cultura de paz, pero también para preparar a los seres humanos contra los dogmatismos, sofismas, vicios, manipulaciones, demagogia y falacias que extravían la razón, para identificar la problemática social que nos rodea y buscar soluciones, para desarrollar la capacidad de expresar amor y construir felicidad, para el ejercicio de los derechos y libertades, para aprender a aprender, para tomar decisiones con base en el buen juicio y las evidencias tangibles, para postergar el placer y la recompensa inmediatas en aras de obtener bienes más duraderos, impulsando la conciencia histórica y de clase también.

Dimensionemos la trascendental importancia de la educación en la evolución de la conciencia del ser humano para lograr mayor paz, desarrollo y bienestar para todos, como originalmente lo plantea la ONU.


Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.