Hace algunas semanas fue inaugurado con “bombo y platillo” el llamado “parque lineal” en el bulevar García de León, área calificada como un espacio “familiar”, en donde hay juegos infantiles e incluso espacios lúdicos para las mascotas; sin embargo, por la noche esta misma zona se convierte es una de las cantinas más grandes de la ciudad, en donde el ruido desmedido, las peleas y los problemas vecinales son el común denominador ante la mirada complaciente de la autoridad municipal que preside Alfonso Martínez Alcázar.
Desde hace años los vecinos de las colonias aledañas al bulevar han expuesto las innumerables irregularidades que existen en torno al surgimiento y permanencia de decenas de antros que operan sin control, generando múltiples problemas desde su apertura hasta horas después del cierre: basura, desechos orgánicos y en no pocas ocasiones peleas con armas de fuego.
El encargado municipal para atender este problema, Yankel Benítez, una de los funcionarios más cercanos al alcalde Alfonso Martínez Alcázar, no ha podido resolver las innumerables denuncias interpuestas por los vecinos de la zona, quienes han preferido, en muchas ocasiones, vender sus propiedades y mudarse de dichas colonias ante la desesperación de la permanente violación a sus derechos humanos.
Y a pesar de que el modus operandi de los propietarios de estos “negocios” ha sido expuesta innumerables ocasiones, continúan autorizando la apertura de nuevos antros en la zona, como es el caso de Anit´s Restaurant-Bar, ubicado en el bulevar García de León 950, colonia Nueva Chapultepec, lugar que a pesar de contar con un antecedente de una queja vecinal entregada al Ayuntamiento el 17 agosto de 2020 (entregada en las oficinas de Presidencia y Secretaría del Ayuntamiento) nuevamente permite la apertura de un antro con música en vivo en esa dirección. Este nuevo establecimiento muestra con claridad la forma de surgir y operar de los bares en la zona ante la mirada complaciente o cómplice del Ayuntamiento de Morelia.
Comienza de forma “discreta” la adaptación del local -en este caso en específico laboraron las 24 horas a puerta cerrada, es decir, también en la madrugada afectando el descanso de los vecinos- para que cuando está listo, unos días antes se busquen las “firmas de apoyo” que exige el Reglamento para el funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, Industriales y de Servicio y abran sus puertas sin problema, a pesar de que incumplir con otras normatividades como el Reglamento Ambiental y Sustentabilidad del Ayuntamiento de Morelia, así como disposiciones estatales y federales relativos a la ausencia del Dictamen de acústica y aislante y carencia de instalaciones adecuadas para la operación de un antro con música en vivo, sin mencionar la falta de estacionamiento.
Sin embargo, las firmas recolectadas no corresponden a los vecinos aledaños como lo establece el citado Reglamento, cuando antros se trate, sino de trabajadores de locales u oficinas cercanas, en el mejor de los casos, porque también se trata de personas que no tienen ninguna relación con la zona por la distancia en que se ubican. Los inspectores municipales encargados de certificar que se cumpla el Reglamento, es decir que las firmas correspondan efectivamente a los vecinos, no tienen el interés o la precaución de hacerlo, permitiendo con esto que el Ayuntamiento expida la licencia requerida.
La petición ciudadana para Yankel Benítez es simple: revisar el proceso de otorgamiento de la licencia de funcionamiento para determinar porqué se otorgó el permiso para operar sin contar con la anuencia vecinal, sobre todo de los vecinos colindantes, sin contar con instalaciones adecuadas para la mitigación del ruido y sin contar con el Dictamen de acústica y aislante; y, en caso de contar con esos documentos exigidos por los reglamentos municipales, saber cómo fueron obtenidos y constatar la veracidad de los documentos ofrecidos por el propietario del establecimientos como lo establece el artículo 71 del RFEMIyS.
Es preocupante pensar que en un tema tan sentido para cientos de familias que ven vulnerado sus derechos humanos, el gobierno municipal sea incapaz de siquiera hacer cumplir un reglamento, lo cual demuestra la clara incapacidad para gobernar. Además, pone en duda el resto de los “avances” que presume Martínez Alcázar en Morelia.
Al final, todo indica que es solo una simulación.
Especialista en telecomunicaciones.